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Los años 60

The Beatles lograron, recuperaban la mejor tradición del Rock N’ Roll, pero fueron capaces de abrir nuevos caminos. Desde su aparición, Lennon, McCartney, Harrison y Starr dominaron los años 60, tanto por su capacidad para triunfar en las listas de ventas, como por su habilidad para sintonizar con los sentimientos juveniles en una década de transiciones en la sociedad siendo Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967) su obra conceptual más relevante (Psicodelia). Con la ayuda de su manager, Brian Epstein, fueron líderes en lo artístico, en lo social y su biografía es una parábola perfecta que muestra cómo alcanzar el triunfo y sus peligros. Luego de la ruptura del grupo, los 4 miembros no pudieron librarse de la etiqueta de su origen. De Los Beatles se habla del sonido de Liverpool o Mersey Beat (el Mersey es el río que atraviesa la ciudad), pronto diluido en el desborde de propuestas musicales que vienen de todo el país: a partir de 1963, la música Pop y las industrias paralelas contribuyen a difundir la cultura británica y mejorar la balanza de pagos. En justo reconocimiento, se les nombra en 1965 Caballeros de la Orden del Imperio Británico, a pesar de las indignadas voces de antiguos héroes de guerra que no quieren codearse con semejante compañía. Más grave es el escándalo desencadenado por una frase de Lennon: Los Beatles son más populares que Jesucristo. Epstein tiene que calmar la tormenta, Lennon se ve obligado a aclarar su comentario y el arzobispo de Boston concluye la polémica al reconocer que efectivamente, Los Beatles son más conocidos en el mundo que Jesucristo.

El cuarteto de Liverpool cambia el ambiente sonoro del mundo cuya clave estaba en un riff pegadizo, armonías vocales y un ritmo contagioso, ocasionando una reacción en cadena que hace que crezca el número de agrupaciones del género como The Dave Clark Five, Herman's Hermits, The Honeycombs, The Hollies, The Searchers, The Swingin' Blue Jeans y un largo etc., quienes gozan de cierto éxito aunque ninguno comparado con el fenómeno Beatle, que se convirtió en un modelo de conducta de millones de jóvenes. Los Beatles dejaron un legado universal de música y pensamiento que no pasará nunca inadvertido, imponiendo records difíciles de superar y estableciendo un antes y un después en el Rock.

Así mismo a principio de la década de los 60 aparecen en los E.E.U.U. grupos vocales formados por chicas. Los Girl Groups tienen una efímera presencia -terminan cediendo ante las agrupaciones británicas-, pero escriben uno de los capítulos más interesantes de la historia del Pop. Los discos de estas agrupaciones son el resultado de un trabajo de equipo entre músicos, productores, arreglistas, compositores y ejecutivos mayoritariamente masculinos (Phil Spector por ejemplo), que delimitan exactamente lo que ellas debían cantar. Encontramos grupos como The Shirelles, The Crystals, The Ronettes, The Shangri-Las quienes a pesar de dejar un legado indispensable, no tuvieron el merecido reconocimiento en su momento y tan sólo sirvieron para llenar los bolsillos de algunos empresarios. (1) (2)

Mientras para los medios de comunicación de 1964, The Beatles eran los chicos buenos, The Rolling Stones representaban todo lo malo y amenazador que podía haber para la sociedad y sobre todo para la juventud, tras el estruendo de las guitarras eléctricas. Se trataba de una estrategia promocional, pero Los Stones se encargaron de hacerla realidad: muertos, violencia, drogas, juicios, perversidades de todo tipo son los ingredientes que hacen parte de su historia. Que es también la historia de cómo unos muchachos enamorados de los sonidos negros, se forjan un estilo robusto y flexible que para muchos es la esencia del Rock. Jagger, Richards, Jones, Watts y Wyman empezaron en Londres interpretando versiones de artistas como Wiilie Dixon (I just want to make love to you) componiendo bajo este esquema y desarrollando un concepto empleando un repertorio amplio y dirigido hacia donde debía, para lograr arrastrar las masas de seguidores del Rock N’ Roll. El R&B de Los Stones no estaba basado estrictamente en la música negra, pero era novedoso ver a un movedizo tipo como Jagger cantando con completa desinhibición, una pronunciación extravagante y una sensualidad provocadora jamás vista hasta entonces. No se trataba de imitación de lo negro, sino de la captación profunda de su espíritu, de elaborar música primordialmente dirigida a la extraversión corporal.

A partir de Aftermath (1966) todas las canciones son de su autoría y era claro que no pretendían imponerse como una renovación a lo hecho antes, como un rechazo frontal a sus primeras experiencias. De hecho, las canciones más importantes de su repertorio están vinculadas de un modo u otro con la música popular afroamericana, mientras que sus trabajos ‘diferentes’ Between The Buttons (1967) y Their Satanic Majesties Request (1967), son los que cortan sus conexiones con la negritud y su arte. El prestigio de la banda se consolida a ambos lados del Atlántico así como los altercados más diversos con la ley y el orden, pero su contribución a la música es indispensable ya que establecieron de manera genuina la adaptación del Blues al Rock, más allá de los estereotipos de comportamiento y de superficialidad que imponían los grupos en ese momento.

En el Reino Unido se encontraban las Art Schools (Escuelas De Arte) y en los primeros años 60 eran el refugio de estudiantes con vagas inclinaciones artísticas, de chicos problemáticos con dificultades para encajar en profesiones convencionales, de tipos aquejados por algún inexplicable virus de rebeldía. Allí, con dinero familiar o becas del Gobierno de su majestad, pasaban unas temporadas felices acumulando experiencias y descubrimientos. Entre ellos, la música afroamericana. Los alumnos de las escuelas de arte británicas se sentían diferentes y repudiaban los sonidos que dominaban las listas de éxitos. Preferían los sonidos del Jazz y el Blues. No era únicamente una cuestión de oído. Estos adolescentes revoltosos simpatizaban con la ética existencialista de los negros norteamericanos, percibida a través de la Literatura Beat. Como ellos, los jóvenes británicos se sentían fuera de lugar frente a la sociedad que les cobijaba: se organizaban tribalmente, buscaban la solidaridad de su grupo, manifestaban sus distancias con vestidos y peinados inusuales; finalmente, aceptaban las acusaciones adultas de ser irresponsables, amorales y desinteresados por el futuro, ya que la sombra de la bomba atómica les había acostumbrado a plantearse una existencia donde sólo contaban con el presente.

Así se enfrentaban a siglos de valores puritanos, apostando por el placer inmediato. La música afroamericana era una fuente obvia de inspiración. Sus protagonistas habían pasado por los mismos dilemas en circunstancias mucho más penosas y resolvieron su marginación con el desarrollo de un estilo de vida propio. Eran auténticos en contravía a todos aquellos ídolos blandos. Cantaban las cuestiones que realmente interesaban: sexo, identidad, desafío. Algo irresistible. Lo del Blues era una religión. A diferencia del Jazz, rodeado de un aire elitista y añejo, el Blues proporcionaba repertorio y actitud a muchachos que apenas sabían tocar. Keith Richards explica que The Rolling Stones comenzaron realmente el día que se encontró en un tren con un Mick Jagger, al que había conocido cuando ambos llevaban pantalón corto; al verle con un puñado de discos del sello Chess -que Jagger pedía por correo a Chicago- surgió una amistad que se materializó en la formación de un grupo que iba contra la corriente dominante en las ondas radiofónicas.

Para estos pequeños esnobs, el R&B era un territorio ilimitado donde cabía todo: desde el Blues rural, gritos lanzados sobre una guitarra de palo, hasta las sofisticadas producciones de The Coasters. Gente como Brian Auger o Steve Winwood admiraban el órgano profundo de Jimmy Smith mientras que Georgie Fame entre otros, imitaban al pianista-cantante Mose Allison (blanco, por esas casualidades de la vida). Por encima de todo, se adoraba a Muddy Waters, Howlin' Wolf y Sonny Boy Williamson, sureños emigrados a la ciudad, llegando hasta los impuros Chuck Berry, Bo Diddley y sin olvidar a Ray Charles (Genio!), cuya voz cálida presagiaba lo que luego se llamaría Soul, algo que fascinaría por igual a The Rolling Stones y a miles de grupos. Pero los aspirantes a bluesmen anglosajones se enfrentaban a un dilema: dedicarse al estudio de sus inspiradores buscando las formas más primitivas y genuinas o dejarse arrastrar por el placer de hacer música para un público joven, ansioso de novedades sonoras. Alexis Korner o John Mayall fueron de los que se mantuvieron en el Blues tradicional aportando su visión frente a éste, mientras que The Rolling Stones -a los que no faltaban opositores- se encaminaron hacia el mercado abierto por The Beatles.

Según el modo de ver del sector tradicionalista, los grupos de R&B no hicieron más que diluir los sonidos negros con concesiones al gusto del momento, vendiendo una pálida copia mientras que los intérpretes originales se morían de hambre. Esas acusaciones tenían una base cierta, coincidente con la eterna historia de la explotación del arte negro por manipuladores blancos. La otra cara de la moneda era que muchos de los bluesmen hubieran muerto realmente en la miseria de no ser por la publicidad generada por sus alumnos melenudos. Aparte del negrismo militante de Eric Burdon (The Animals), fueron muchos los discípulos que reconocieron públicamente su deuda con las fuentes del gueto; en su momento, pagaron el favor llevando a esos artistas originales en sus giras o prestando sus nombres a discos concebidos para presentarles ante un público amplio, caso de B.B. King, Muddy Waters y otros. Qué contradicción!. Los británicos lograron que figuras de color ignoradas por la norteamérica blanca y en trance de olvido entre su propia comunidad, tuvieran una nueva carrera. Entre esta categoría se destacan Then, Manfred Mann, Pretty Things, The Spencer Davis Group, The Yardbirds y Cream, los cuales posteriormente determinarían el nacimiento de lo que se conocería como Hard Rock. (1) (2)

Si el Rock es el termómetro de las fiebres juveniles, The Who hicieron saltar el mercurio. Transpiraban calculada arrogancia y agresividad incontrolada. Emitían espasmos en primera persona con toda la confusión y turbulencia adolescente de su tiempo. Provenían de Shepherd's Bush, distrito proletario londinense y se movían por el agitado espejismo Mod. Sus conciertos, erupciones de violencia, ruido y caos, finalizaban en homérica masacre del sufrido equipo: parches, guitarras rotas y amplificadores destrozados entre una bruma de humo, chispas y estrépito. Pete Townshend brincaba y giraba el brazo como un molino, descerrajando puazos sobre la guitarra. Keith Moon parecía poseído en la percusión y Roger Daltrey tartamudeaba himnos de frustración y odio generacional: espero morir antes de ser viejo, además de un gesto impasible de John Entwistle, su bajista. Derrochaban magnetismo. Pero bajo el circo latía un caudal de talento. No sólo ponían orden en aquello, sino que fabricaban muy rápido canciones endiabladamente brillantes, directas. Incluso sabían hacer voces bonitas. Se adelantaron en el uso de efectos electrónicos como el feedback (acoples por sobrealimentación) o el doble bombo y las técnicas de grabación, dejando para la historia la idea que el Rock al ser dinámico, se podía interpretar también de otra manera.

Al mismo tiempo, el nexo entre moda y música hace que se establezca el Pop Británico con artistas como Lulú, Cilla Black, Petula Clark, Dusty Springfield, Marianne Faithful y Sandie Shaw, quienes alcanzaron cierta popularidad (más que todo Springfield) basada en interpretar canciones suaves y en algunos casos triunfando en Eurovisión. También hubo un espacio para solistas de voces rotundas, la mayor parte con inflexiones negras entre los que se destacan P.J. Proby, Tom Jones, Cat Stevens y Joe Cocker, los cuales varios han conservado ese talento hasta sus últimos días.

La fábrica del Pop puso en marcha a innumerables grupos desde la brutalidad de The Troggs al poderío melódico de The Walker Brothers y todo era consumido por un público ansioso, que se nutría de discos singles de 45rpm (acetatos de 2 canciones) donde la lucha por lo original produjo propuestas tan pintorescas como las de Dave Dee y su grupo, quienes cambiaban de ambiente y vestuario con cada lanzamiento. A finales de los 60, muchos de los mejores músicos Pop sintieron deseos de crecer: se convirtieron con desigual fortuna, en artistas del Rock con el L.P. como medio de expresión. Grupos que encontramos en esta categoría son The Zombies, Dozy, Beaky, Mick & Tich, The Herd, The Foundations, The Equals, The Tremeloes, Bee Gees, The Easybeats y The Move, entre otros. Del mismo modo aparece The Small Faces quienes son considerados como los genuinos Mods caracterizados por sus vestidos pulcros, melenas bien cuidadas, adeptos a las anfetaminas y a la música afriamericana, en donde también se relacionan grupos que intentaron reflejar aquella agitación juvenil aunque sin el mismo éxito: The Action, The Creation y John’s Chidren.

La fuerza y difusión del Rock N' Roll durante la segunda mitad de los años 50, ocultó la realidad de otras categorías de música establecidas en la cultura popular de E.E.U.U. muchos años antes, algunas de las cuales habían ayudado como fuente de inspiración al Rock, entre ellas, el Folk. Este género que, como un ambiguo y siempre polémico cajón de sastre, define diversos tipos de música popular en una cultura como la norteamericana, caracterizada por la amalgama y el mestizaje, se mantuvo en un segundo plano. Era el depositario, en sus intérpretes más representativos, de un contenido intelectual del que carecía el Rock N' Roll y por otra parte, mucho más visceral e intuitivo. La capacidad de crítica y la oposición al poder establecido, con diversos grados de radicalismo, fueron dos características fundamentales de los primeros cantantes Folk y continuaron vigentes hasta finales de los años 60. (1) (2)

Para inicios de los 60, aparece Bob Dylan que revolucionó, gracias a su inspiración poética y a su espíritu crítico, el concepto de las letras del Rock. Por ello se convirtió en un personaje de una enorme influencia musical y a pesar suyo, en líder cultural. El es la figura clave del Folk, movimiento de jóvenes puristas que reivindicaron las canciones tradicionales y el activismo político de venerables artistas como Woody Guthrieo, Pete Seeger y Leadbelly. Pasado el período de aprendizaje, muchos de estos universitarios comprometidos que buscaron en el Folk la autenticidad, se transformaron en cantantes-compositores de gran relevancia, a través de fórmulas que son la respuesta lírica a la exuberancia de The Beatles y demás grupos británicos.

Bob Dylan escribió las mejores canciones sobre la guerra, el pacifismo, la segregación racial y la realidad social de una generación que buscaba esperanzas. Entre apocalíptico, simbolista además de poéticamente sugestivo, Dylan colapsó en el momento oportuno, el alma de miles y miles de jóvenes. Canciones trascendidas en himnos, aunque sin impulsar al activismo radical, sino dando una respuesta artística (no política) a las circunstancias sociales y vitales que le rodeaban. Y lo supo hacer mejor que nadie. De haber hecho caso a los que le convirtieron en estandarte, Dylan habría gangrenado su libertad creadora y su escalada imparable hacia la cúpula del estrellato musical.

Para 1964 rompe ya claramente con los presupuestos de acción política y expresión de la izquierda tradicional. Sólo ha necesitado dar unas pocas vueltas, de 33rpm al planeta del Folk, para despegar mostrando una nueva cara, un nuevo aspecto evocado por el álbum Another Side Of Bob Dylan. Y al año siguiente vuelve a su esencia, como sugiere el título de su álbum Bringing It All Back Home (1965), en cuya carátula escribe: He abandonado todos los intentos de alcanzar la perfección, acepto el caos. Se ha electrificado, interpreta temas Folk junto a otros fuértemente Rock, como Maggie's Fram o On The Road Again, pero se destaca sobre todos Mr. Tambourine Man, una de las primeras canciones que trata explícitamente el asunto de las drogas. Dylan inicia lo que se conoce como el Acid Rock. Sus canciones se vuelven más visionarias: Sobre las nubes cuadrúpedas del bosque / el ángel vaquero cabalga / con su vela encendida hacia el sol, canta por ejemplo, en Gates Of Eden. Y este aspecto analizando la realidad, se reafirma en Highway 61 Revisited, otro álbum de 1965, donde demuestra que el Rock es una forma apropiada para expresar sentimientos poéticos. Puede que estos sean de cortos vuelos, pero no se reducen a decepciones sentimentales de adolescentes, como ocurre en los otros rockeros que, según él mismo confiesa, tanto le influyeron: Chuck Berry, Fats Domino, Buddy Holly y Elvis Presley. Es un artista imprescindible de la historia del Rock.

Por otro lado Joan Baez es la reina del Folk en los años 60. Se dio a conocer en los famosos festivales de Newport a partir del 1959 y tres años más tarde, sus primeros álbumes estaban simultáneamente en las listas de ventas y su figura merecía los honores de portada de la revista Time. Amiga íntima de Bob Dylan, introdujo a este en la escena Folk de los grandes circuitos y festivales. Su admiración por Dylan no disminuiría con el paso del tiempo: apareció en la gira Rolling Thunder Revue y en la película Renaldo & Clara de su ídolo, realizadas ambas en 1975. Activista de la paz, Joan Baez creó el Instituto para el Estudio De La No Violencia y sus actividades en este sentido han sido continuas, paralelas con cierto alejamiento de la actividad discográfica. Ha realizado giras a lo largo y ancho de todo el mundo y participó fervientemente en las campañas por el cese de la guerra en Vietnam. También ha cantado en festivales benéficos para la Unesco. Otros artistas Folk importantes son Phil Ochs, Eric Andersen, Judy Collins, Tim Harding, Richie Havens, Donovan Leitch, Gordon Lightfoot, Tom Rush y la agrupación The Band. (1) (2)

El ambiente del Folk cambia. La lógica de los dólares genera una demanda comercial olvidando un poco sus raíces. Y no se puede organizar una vida en plena era espacial bajo la ilusión de ser un campesino de los Montes Apalaches o un agitador sindicalista de los años 20. El paso hacia el Rock es un impulso generalizado pero no se trata únicamente de un injerto de dos estilos, aunque haya discos (el primer éxito de Simon And Garfunkel, por ejemplo) confeccionados a lo antiguo; basta comparar la versión de The Byrds de Mr. Tambourine Man con la original de Dylan, McGuina reordena la letra, elimina versos, disminuye el tempo, añade un rico arreglo instrumental, canta con claridad e intención. Su ejemplo es imitado incluso por el propio Dylan. La fórmula funciona a todos los niveles y la revista Billboard explica en un revelador titular que Folk + Rock + Protest = Dollars. Llega P.F. Sloan haciendo Folk contestatario de encargo y advenedizos como Sonny & Cher quejándose de la sociedad que los trata mal por sus ropas llamativas. Y miles de jóvenes con guitarras eléctricas empiezan a protestar: es 1965, cuando las emisoras se llenan de adaptaciones ruidosas de letanías de Dylan, anuncios del apocalipsis (Eve Of Destruction), mensajes risueños de The Lovin' Spoonful, cantos de alienación (The Sounds Of Silence de Simon And Garfunkel) o las suntuosas voces de unos bohemios que se hacen llamar The Mamas And The Papas. El Folk es la base de la revolución músico-cultural de 1967. Se ha ampliado el límite de lo que se puede cantar; brota el deseo de articular los sentimientos juveniles ante Vietnam y otros dilemas de unos años que se prometen felices. No es casual que la mayor parte de los grupos de lo que luego se llamara Sonido de San Francisco, sean folkniks evangelizados por Dylan. Entre otros grupos podemos encontrar The Turtles, The Charlatans y The Grassroots. (1) (2)

A pesar de la situación racial que aún se vivía -y se sigue viviendo- en algunos estados de E.E.U.U. contra la gente de raza negra en los años 60, aparece una casa discográfica que no sólo marcaría una nueva tendencia musical en el Rock, sino que abarcaría las listas de ventas con artistas y agrupaciones que interpretarían un nuevo estilo de música negra: el Soul (sin olvidar sus raíces Blues/Gospel/R&B). Tienen como objetivo, llegar a un público universal, romper esas barreras racistas y dejar atrás el gueto de Detroit, su ciudad natal (en su mayoría), para instalarse en la rutilante California. En un principio, el sello independiente Motown se especializó en dar oportunidad a nuevas promesas quienes eran moldeadas por coreógrafos, profesores de canto y expertos en buenos modales, además de tener un grupo de compositores-productores y la importante banda de músicos The Funk Brothers (indispensable en la historia), quienes conformaban un equipo que quería tomar parte del mercado musical, utilizando estrategias tan efectivas como presentaciones en bloque para ganar reconocimiento. Y no fue algo pasajero. Desde su creación, más de 100 canciones han sido N°1 y han enriquecido esta parte de la historia, algo que no puede pasar desapercibido. Agrupaciones como The Supremes. The Temptations, The Jackson 5, The Marvelettes y artistas de la talla de Marvin Gaye, Otis Redding y Smokey Robinson, han sido algunos de sus más dignos representantes. (1) (2)

Así mismo en la costa oeste de E.E.U.U. aparece el Surf Rock que se trataba de un sonido instrumental en el que un saxo se balanceaba sobre una guitarra atmosférica al lado del cuadriculado tictac de un bajo. Dick Dale, líder del grupo Del-Tones e inventor del género, no hubiera llegado muy lejos de no ser porque un grupo llamado The Beach Boys, le puso letra a esta música. Brian Wilson y Mike Love crearon un himno llamado Surfin. La canción se convirtió en un éxito en todas las playas del sur de California y fue seguida por varios títulos, todos ellos sobre el mismo tema, que consagraron definitivamente a la banda. Casi al tiempo, otros músicos se apuntaban a la recién descubierta sintonía; entre ellos un dúo llamado Jan & Dean, dos muchachos que habían deambulado por Hollywood haciendo algunas películas sobre jóvenes y que consiguieron varios éxitos. Sin embargo, los años 60 empezaban a cambiar el tono de su humor. De la frescura de cabalgar sobre las olas se pasó a otras cabalgadas menos atléticas pero más intensas. En el húmedo norte californiano, una ciudad de tradición cosmopolita se preparaba para atraer y condensar una extraña energía que surgía de una generación rabiosa y propensa a replanteárselo todo. (1) (2)

Las drogas psicodélicas hacían su aparición mientras que entre los jóvenes, corría de boca en boca una consigna: Let's go to San Francisco. Y muchos se fueron a esa ciudad. Ya en la década de los 50, los gurús de la generación beat -Ginsberg, Kerouac, Cassidy, Ferlinghetti- habían escogido la bahía de San Francisco como refugio. De la misma manera, durante el prodigioso verano del amor de 1967, en una ciudad en la que no había prácticamente ninguna tradición musical explícita, los grupos empezaron a surgir de todos lados. Se hablaba de un sonido San Francisco (The Grateful Dead entre otros), pero los grupos eran muy diversos y coincidían únicamente en su clara pertenencia a la opción vital del Hippismo.

Los Angeles también sintió los rayos contraculturales. De The Byrds o Buffalo Springfield se pasó a supergrupos como Crosby, Stills, Nash & Young y Creedence Clearwater Revival; con un estilo más entroncado en las raíces Country, fueron apoyados por la industria fonográfica radicada en esa ciudad, donde se expanden rápidamente. The Beach Boys no perdieron tampoco el tren y Good Vibrations (1966), fue la representación de lo que la experimentación podía hacer por unos antiguos surfistas. Los viajes sobre las olas dejaban paso a travesías con nuevas vitaminas. (1) (2)

Pero detrás de ellos, en medio de la niebla tóxica, surgen grupos compuestos por personajes pálidos y tenebrosos que en sus canciones evocan oscuras llamadas del subconsciente.

El Rock Psicodélico, con The Doors y en especial Jim Morrison (California) así como The Velvet Underground (New York) y obviamente Pink Floyd (U.K.) en su primera etapa, fueron representantes de esa cara oscura de aquel mundo perfecto de flores y amor, siendo al mismo tiempo los más originales y potentes de todas las bandas surgidas a finales de los años 60.

Un turbio presagio de todo lo que iba a suceder en la década siguiente, en la cual nos lleva a tener en cuenta que ya estaban en formación, grandes artistas y agrupaciones que establecerían nuevos conceptos como el Hard Rock, el Glam Rock, el Heavy Metal, el Adult Contemporary, la Música Disco, el Punk y el New Wave. (1) (2)

En Colombia empezó a hablarse de La Nueva Ola. Eran otra clase de jóvenes que utilizaron como lienzo, en lugar de una revista, la música y el cuerpo. En la estación 1.020 a.m. de Caracol, Carlos Pinzón se asesoró de un entendido en materia de música juvenil, Jaime Martínez Solórzano y se dejó venir con una programación de cien discos diarios, Los 100 Golpes Musicales, dedicados exclusivamente al gusto juvenil. La fórmula que escogió, de emitir las canciones de dos en dos, por pareja (Los Dos Pegaditos), le funcionó y llevó a 1.020 a.m. al primer lugar de sintonía en la capital en 1963. Fue un pequeño hito en la radio de esa época, que se consolidó cuando Carlos Pinzón viajó a México, trajo nuevos discos y presentó en su emisora a ídolos como Cesar Costa y Enrique Guzmán. Después Radio 15, una emisora de noticias, se convertía en la estación de moda entre la juventud. Desde allí Carlos Pinzón, su primer director, montó dos programas, el de Los Frenéticos y el de Los Galanes.

En este actuaban las figuras de las radionovelas de éxito. Allí llegó el caleño Harold Orozco quien luego sería el primer solista de la emisora y su primera canción fue Mickey Mouse, un sencillo que gustó entre los jóvenes. Posteriormente apareció Oscar Golden quien grabó temas como Boca De Chicle, Cabellos Largos-Ideas Cortas y Zapatos Pompón. Posteriormente nacen otras estaciones de radio y programas como El Club Del Clan -impulsado por Guillermo Hinestroza de la Todelar Radio- y cristalizado en la emisora Siglo XX de RCN en Medellín, desde donde se lanzaron voces como Claudia de Colombia, Vicky, Emilse, Mariluz y otras artistas. Se organizó la primera gira nacional con Harold y Oscar Golden acompañados por el Ballet De Caty dirigido por Caty Chamorro.

En 1963, aparecieron Los Daro Boys, quienes lanzaron un disco en donde se incluyeron por primera vez varios temas entre ellos, uno de Rock junto a otros de Jazz y de Música Tropical. Posteriormente vinieron Los Speakers y Los Flippers, quienes imitando inicialmente a Los Beatles y a Los Rolling Stones, recorrieron el país gracias a una campaña publicitaria de Cicolac, presentándose en las principales ciudades, lo que se conoció como El Festival Milo A Go-Go. En esta década aparecieron las primeras discotecas en Bogotá. En 1966 nace La Bomba de propiedad de Gloria Valencia, Carlos Pinzón y Juan David Botero en el pasaje de la calle 60 en la ciudad. A ella asistían ejecutivos y jóvenes incluso hasta el alcalde Virgilio Barco. Nunca sentimos que esa música fuera atacada, decía Carlos Pinzón, mientras que al mismo tiempo se empezaba a tejer toda una rama mercantilista (collares, cinturones, zapatos, etc.). Chapinero fue el punto central del desarrollo de la ciudad y de las manifestaciones juveniles de los años 60.

Después de La Bomba, Pedro Schambon ejecutivo de Nestlé junto a Alfonso Lizarazo, fundaron El Diábolo en la calle 55 con carrera 7ª. Se abrió también La Gioconda en el pasaje del Teatro Libertador (Carrera 13 con Calle 63) y nacieron otras 20 o 30 discotecas por el estilo en Bogotá, con sonoros nombres como El Infierno o Las Mazmorras. Algunas de ellas se convirtieron también en locales de ensayo. Por ejemplo Los Young Beats ensayaban ya fuera en El Diábolo, pues su manager era Schambon o en La Caverna de la calle 62. El público que asistía en las noches estaba conformado por hordas de ejecutivos, que aprovechando la fiebre Go-Go, salían en busca de pareja. Iban a pescar en río revuelto. Lo curioso es que las niñas se hacían llevar por sus amigos melenudos, el verdadero público.

En Bogotá se hacían conciertos no sólo en las discotecas sino en algunos teatros como El Almirante. Las discotecas tuvieron auge entre 1964 y 1967, pero luego de ello, todo se volcó a la realización de eventos en espacios abiertos. Era claro que el Rock N' Roll estaba saliendo de los salones de baile en todo el mundo, para experimentar con nuevas tendencias que incluyeron movimientos como el Feminismo y el Hippismo, que se proyectaron generalmente en la calle y en los parques. Aun así, las discotecas sirvieron como puntos de socialización para los jóvenes que se aventuraron a plantearse una alternativa cultural.

Al mismo tiempo se editaron las primeras Revistas especializadas como México Canta e Idolos Del Rock, mientras que el movimiento Hippie lanzaría los periódicos Olvídate y Kirie Eleison, impulsados por Manuel Libardo Cuervo y Henry Castaño. En Medellín lo distribuían en el bar El Caimán (en el centro de la ciudad). En otras ciudades como Cali, cuna nacional de la Salsa, el nuevo género juvenil aún no era parte de su patrimonio y escritores como Jotamario Arbeláez eran apenas adolescentes que escuchaban Rock.

Este poeta comenta que en las discotecas, por cada Rock N' Roll sonaban seis Guarachas, pero eso no impedía que algunos sacerdotes atacaran el baile salvaje. La Iglesia siempre fue un bloqueo pero más porque luego del sudor del Rock N' Roll, podía llegar el sudor del amor. Igual lo fue el baile como el Rock N' Roll, que apareció para competir frente a los Pasillos y los Bambucos (Música tradicional del país). Gabriel Muñoz López, hombre de radio, comenta que: "Era difícil de bailar para uno, acostumbrado al Bolero, pero había que hacerlo, para ser galante. A algunos padres no les gustaba que sus hijas lo bailaran porque tenían que abrir el compás de las piernas".

La llegada del Hippismo, fue muy criticada. Esto se reflejó en el libro publicado en 1971 por el médico siquiatra bogotano, Miguel Echeverri titulado El Hippie. Estudio Psicopatológico y Existencial. Allí describió al Hippie como un potencial delincuente, afirmando que "flores y paz, son armas esgrimidas por el Hippie con dañina intención y su fin último es la agresividad, no por disimulada, si muy directa. Cuando a lo anterior ayudan las drogas como la marihuana, las consecuencias pueden resultar verdaderamente catastróficas".

Además trata al Hippie como un perverso similar a un animal. Lo presenta como un retroceso del hombre a una etapa tribal. Al respecto, estamos hablando de una obra clave para entender el desarrollo de los estudios académicos alrededor de los jóvenes en el país: “En Colombia, ante todo en Bogotá, el núcleo de estos individuos es cada día más significativo y numeroso. La contaminación ambiental en nuestros predispuestos jóvenes avanza, con tal rapidez, que inquieta y angustia. Ya en nuestra patria, el tributo moral, social, familiar y material cobrado por este movimiento, es lo suficientemente valioso como para llamar al estudio y a la meditación, juiciosos y exhaustivos".

La descripción hecha por este siquiatra acerca del Hippie es importante, pues permite identificar aspectos marcados de rechazo en el imaginario, frente a las manifestaciones juveniles de la época: “Cuerpo, ropas, cabellos, barbas y enseres particulares, con su exagerado abandono, rubrican el estado de suciedad del Hippie. Es la punta de lanza con la que agreden a los padres y a la sociedad con inaudita sevicia y porfía. También manifiesta agresividad, en el ruido insoportable de sus canciones y orquestas (Rock N’ Roll), que alcanzan con mucha frecuencia, cifras nocivas para el oído humano. Así imitan a los animales nuevamente. Otro truco instintivo en la escala animal, es el ruido, para marcar y demarcar territorios. Ruidos, mugidos, ladridos, gorjeos, etc., amedrentan y ahuyentan a posibles invasores y agresores”.

Esta última referencia nos acerca a características que podemos enmarcar en el contexto de los grupos tribales urbanos actuales. La recomendación del siquiatra fue: “Ha llegado el momento preciso en que los padres deben retomar, con dignidad y entereza, el mando, la dirección y la educación de sus hijos. Cuando los vean exponerse a peligros inminentes o cometer errores, si es necesario, pueden llegar hasta el castigo, a semejanza de los animales, que lo hacen con sus hijuelos, si estos caen en parecidas situaciones”.

El Hippismo fue tratado inicialmente como una enfermedad a la que había que administrársele un tratamiento, para lo que fueron creadas unas casas de rehabilitación de Hippies donde los “curaban” de ese mal. Ahora bien, es posible que tanto Hippies, como Nadaístas (movimiento literario), así como rockeros y pandilleros juveniles, no estuvieran lejos de ser vistos (y leídos) como la misma cosa en esta década. (3)

En medio del fervor de Mayo de 1968, del Nadaísmo, del Rock N’ Roll y del Hippismo, apareció ese año un panfleto publicado clandestinamente en la ciudad de Bogotá, titulado Manifiesto Chapinero:

“Colombia como edad histórica está en la adolescencia y los barros que ocultan su bello rostro le producen una desgarradora imagen entre su niñez primitiva y sus nacientes formas industriales que se dibujan bajo su camiseta tricolor… Ignoramos el significado de dios, jefe, obediencia, partido, suegra. Rebeldes naturales, tampoco pudimos aprender que era pornográfico, ya que quienes lo enseñan son gentes falsas y amargadas que nada tiene que ver con la juventud y no logran sino asustar y maliciar a la niñez… Hemos cumplido con nuestra época sin vendernos al porvenir. Para nosotros la muerte ha sido como una amante fiel, a quien no precisamente adoramos ni tampoco aborrecemos. Como siempre palpamos ese sabor salado de la soledad de ser libre, que nuestro paladar de niño triste distinguió con más autoridad que la de un sufrido acatador maduro”. (Fragm.) (3)

Quizás por eso se volvieron irreverentes al tiempo. Intentos de organización aparecieron alrededor de 1970. Por ejemplo, en el local llamado Las Madres del Revólver, apareció La Asociación de Marihuaneros Anónimos. Surgió el 21 de Abril de 1970 en Bogotá bajo el lema: “es más importante la libertad que la marihuana”, Estaba integrada por Manuel Quinto, Ferdie, Seteve y Jimmy en esa época, pues Hippie que se respetase no usaba apellido. Allí vendían marihuana, collares, gafas y camisas de colores y se contactaban, a través del apartado aéreo número 8373 de Bogotá.

Esos mismos jóvenes plasmaron en la música, el sentir de la sociedad del momento: “Estoy desesperado en esta ciudad, oyendo tanto ruido ya no sé qué hacer, dañaron mis sentidos y mis nervios también. Por Dios, por Dios me tengo que escapar, no quiero estar encarcelado aquí, porque de pronto siento que me voy a morir, el humo de los carros me va asfixiar, no aguanto más las ganas de gritar, de gritar, de gritar, de gritar. Como les decía, me voy a escapar, todas las ciudades se van a acabar, de toda esta gente nada quedará”.

(1) Adaptado de La Historia del Rock, Diario La Prensa.
Colombia, 1993

(2) Imágenes adaptadas de Historia de la Música Rock (1954 -1986).
Ediciones Orbis, S.A.. 1990

(3) Adaptado de Historia De Los Jóvenes En Colombia (1903-1991)
Carlos Arturo Reina Rodríguez
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Historia
Bogotá, Colombia 2012